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Consorcio "Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur"

Por Roberto Jesus Gallo (*) 1

Universidad Nacional del Oeste

¿Cómo citar?  Roberto Jesús Gallo (2024). “La pobreza como manifestación de nuestros límites a la construcción de una sociedad integrada, solidaria y equitativa”. En: Revista Estudios del Conurbano N°1/Año I /Noviembre 2024 N°1 Las tesis del conurbano. Programa Doctorado en Estudios del Conurbano / CONUSUR – “Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur”. – Universidad Nacional de Avellaneda –  Universidad Nacional Arturo Jauretche – Universidad Nacional del Oeste – Universidad Nacional de Moreno – Universidad Nacional de Hurlingham – Universidad Nacional de Quilmes – Universidad Nacional de José Carlos Paz. Accedido desde:  [https://conusur.org.ar/revista-estudios-del-conurbano/].

Introducción

Los desafíos de nuestro tiempo tienen que ver con construir un sendero de crecimiento sostenible que permita la generación de valor, el incremento de los ingresos reales y la integración de la mayoría de la población en el largo plazo. El Doctorado en Estudios del Conurbano del Consorcio “Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur” (CONUSUR) representa un desafío de cara a pensar el territorio, sus desafíos y las políticas públicas necesarias para la realización de un futuro mejor para las mayorías. La necesidad de pensar los procesos necesarios para alcanzar el desarrollo depende de comprender el abordaje de los mismos desde los intereses locales y de las acciones orientadas a la integración abierta, competitiva y sistémica para la estructura productiva y social de la argentina (Gutiérrez, 2024a).

En los siguientes apartados se propone presentar algunos de los ejes de pensamiento necesarios para abordar la transformación de un territorio hacia el 2050. Lo siguiente no pretende ser comprensivo del fenómeno y solo se centra en presentar ejes de trabajo y de reflexión respecto de los procesos que condicionan el crecimiento y el desarrollo. En simultáneo, el planteo propuesto expone los desafíos y las posibles acciones de futuro para abordar una transformación continua, estable e inclusiva de la generación de valor/ingresos y capacidades en el largo plazo.

Los estudios del conurbano como desafíos para pensar un nuevo futuro, integrado, abierto diversificado

El concepto de conurbano se le debe al escocés Patrick Geddes y lo define como aquel crecimiento en forma de anillos concéntricos que sufren las ciudades en torno a una zona núcleo (Geddes, 1968). A título de ejemplo, se puede mencionar al Gran San Pablo (Brasil), el Gran Milán (Italia), el Gran Temuco (Chile), entre otros. Asimismo, cuando al menos dos conurbanos confluyen conforman una megalópolis como es el caso de la convergencia entre el Gran Tokio, Yokohama y Saitama.

Los conurbanos representan extensas áreas metropolitanas que rodean a las grandes ciudades, en donde se manifiestan los mayores desafíos y oportunidades para el desarrollo sostenible de la región. Estos espacios urbanos, caracterizados por su rápido crecimiento y complejidad, enfrentan una serie de problemas críticos que demandan soluciones innovadoras y una visión integrada de cara al futuro.

La desigualdad socioeconómica expone uno de los mayores resultados y causas de la pobreza estructural de estos territorios. Los conurbanos a menudo reflejan y amplifican las brechas sociales, con áreas de extrema pobreza coexistiendo junto a enclaves de riqueza. Esta característica se amplifica por la infraestructura deficiente. El crecimiento acelerado ha superado la capacidad de planificación, resultando en servicios básicos inadecuados, transporte público insuficiente y falta de espacios públicos de calidad. Estos procesos de falta de planificación territorial del crecimiento promueven la degradación ambiental. La expansión urbana descontrolada ha llevado a la pérdida de áreas verdes, contaminación del aire y agua, y mayor vulnerabilidad ante desastres naturales. El panorama de desafíos se completa con un entramado socio urbano que se caracteriza por una estructura económica informal y precariedad laboral. Muchos habitantes de los conurbanos dependen de empleos informales o inestables, lo que perpetúa ciclos de pobreza y marginalización. Esta descripción respecto de algunas formas de configuración urbana da cuenta de la relevancia respecto de sus características para el análisis de los procesos de generación de capacidades. Un ejemplo de lo anterior es el que plantea la dependencia entre las características territoriales y los procesos de desarrollo (Pagni, 2023). Por lo anterior, abordaremos a continuación los estudios sobre la gobernanza y la generación de valor en el marco del estudio del desarrollo de capacidades.

Este conjunto de procesos da cuenta de una gobernanza fragmentada. La falta de coordinación entre municipios y niveles de gobierno dificulta la implementación de políticas integrales y eficientes. El conjunto de problemáticas expone el desafío a abordar para la superación de la pobreza y el necesario

abordaje multicausal para transformar los territorios mediante la generación de valor económico y social. Este objetivo requiere de un abordaje planificado de acciones para consolidar la gobernanza local y promover la generación de resultados que incluyan a la mayoría de la población.

Para enfrentar estos desafíos y construir conurbanos más integrados, diversificados y desarrollados hacia 2050, es necesario adoptar un enfoque multidimensional que contemple una planificación urbana sostenible. Implementar modelos de desarrollo que prioricen la densificación inteligente, mediante la integración sistémica del territorio y la preservación de áreas verdes. Este eje estratégico se complementa con una innovación en movilidad que incorpore sistemas de transporte eficientes que conecten eficazmente los distintos espacios urbanos.

En el contexto de los desafíos del siglo XXI la economía circular y diversificada se incorporan como ejes estratégicos de futuro para promover la integración internacional de los territorios. Fomentar la creación de polos de innovación, industrias sostenibles y economías locales resilientes que generen empleos de calidad es, en este sentido, un objetivo necesario para alcanzar el desarrollo.

En este camino la gobernanza representa la transformación institucional necesaria para abordar las transformaciones de futuro. La inclusión social y la participación ciudadana completan el conjunto de objetivos y políticas a desarrollar para promover la generación de un futuro más integrado, feliz y diverso. Implementar políticas que reduzcan la desigualdad y fomenten la participación activa de las comunidades en la toma de decisiones es, sin duda, un objetivo de primer orden.

El sendero hacia la generación de territorios más integrados, diversificados y desarrollados requiere un compromiso a largo plazo, inversiones significativas y la colaboración entre gobiernos, sector privado, academia y sociedad civil. Solo a través de un enfoque holístico y sostenible se podrán transformar estos espacios urbanos en motores de desarrollo equitativo para nuestra región.

El crecimiento endógeno como objetivo para la reducción de la pobreza

Tal vez, una de las estrategias de reducción de la pobreza más eficaces sea la generación de valor de forma endógena a la estructura socioeconómica local. En este sentido, pensar el crecimiento requiere en principio reconocer los recursos, las capacidades y las oportunidades territoriales para promover la especialización productiva y la diversificación de capacidades. Los entramados productivos locales son conscientes de sus capacidades, de las características del sistema productivo local y de las condiciones de mercado que determinan cantidades y precios. En esas condiciones predomina la sobreoferta de la producción y la especialización en mismos encadenamientos productivos que limitan

las posibilidades sistémicas de largo plazo. En otros términos, el exceso de producción suele estar caracterizado por la falta de planificación y de diversificación de las capacidades locales. El éxito en materia de crecimiento endógeno depende entonces del talento en promover la generación de encadenamientos productivos locales que originen la especialización en sus diferentes etapas facilitando así la diversificación y generación de capacidades. En las conurbaciones se cuenta con el agravante de la falta de planificación territorial en materia de crecimiento urbano que reduce las capacidades locales al incorporar problemas de abastecimiento de servicios, conectividad y seguridad limitando las funciones necesarias para el establecimiento de sistemas productivos (Gallo, 2023).

Los pilares del desarrollo local y los desafíos socioeconómicos contemporáneos para un territorio se pueden delinear en tres ejes centrales:

  1. Establecimiento de instituciones políticas y económicas inclusivas,
  2. Fomento de la construcción de capacidades y enfoques centrados en la equidad, y el
  3. Desarrollo de ventajas comparativas (Gutiérrez, 2022).

Para alcanzar estos propósitos, es necesario contribuir con la formulación de políticas públicas territoriales que regulen las actividades productivas, promuevan la innovación, amplíen capacidades y fortalezcan instituciones inclusivas.

Los desafíos sociales y emocionales enfatizan la importancia de reflexionar sobre un destino común basado en libertad, felicidad, y solidaridad, especialmente en un contexto de predominantes sentimientos adversos. La revalorización de la fraternidad se presenta como crucial frente a los retos sociales actuales (Han, 2024). Las problemáticas contemporáneas se caracterizan por un aumento de la desigualdad, el surgimiento de movimientos nativistas, el retraimiento identitario que fomenta la violencia, la soledad y angustia exacerbadas por la interacción social mediada por la tecnología (Dubet, 2020).

Este escenario debe ser abordado reconociendo la felicidad como un logro colectivo, en donde la empatía se constituye como un principio de realización individual (Smith, 2013) para propiciar la unión y solidaridad como bases del destino común.

A futuro será necesario abordar la intervención estatal en la regulación de mercados en un contexto de incertidumbre institucionalizada, coexistencia de flexibilidad y adaptabilidad con factores históricos y culturales persistentes y la propuesta de un “jubileo de deudas” como mecanismo para reconfigurar el orden económico global que ayude a promover un crecimiento económico genuino (Graeber, 2012).

La planificación de las políticas públicas como generador de incentivos

La planificación estratégica constituye una de las herramientas más efectivas para la comunicación y adopción de responsabilidades cruzadas por parte de los diversos actores del territorio. El resultado de un plan estratégico depende de su proceso de generación, el cuál sintetiza por un lado la construcción de un diagnóstico colectivo de los problemas y desafíos locales para derivar los mismos en la generación de políticas y acciones como producto de un conjunto de resultados esperados para la consecución de un fin propuesto. En este punto es de destacar el rol del Estado como generador de incentivos para la promoción y regulación del proceso. El crecimiento del mercado y de la eficiencia de los sistemas de actores en el tiempo cuenta con un alto nivel de correlación con el aumento de las capacidades estatales a lo largo de la historia (Gutiérrez, 2024b). El devenir institucional de los territorios considerados exitosos a nivel mundial presenta una tendencia sostenida de incremento de las capacidades estatales y de sus funciones (Piketty, 2022). Asimismo, las coyunturas críticas caracterizan la historia de la evolución del desarrollo territorial (Acemoglu & Robinson 2, 2012).

En el mismo sentido, para la promoción de procesos de crecimiento sostenidos y generación de capacidades depende incubar instituciones inclusivas. Los procesos exitosos dependen en una primera condición necesaria de promover mecanismos políticos inclusivos que procuren la atomización del poder promoviendo la diversidad de actores e intereses en los mecanismos de los sistemas de representación. La generación de capacidades económicas mediante mecanismos de competencia sobrevienen una vez alcanzados niveles altos de representación. Esta sucesión se constituye en éxito en la medida que se promuevan procesos institucionales de adopción sistémica de tecnologías que conformen ciclos económicos de destrucción creativa (Schumpeter, 2015).

El desarrollo de capacidades como horizonte de futuro

El eje de las acciones de regulación institucional deben estar centradas en la generación de capacidades como fin de las acciones tendientes a la formación de procesos de desarrollo territorial (Sen, 2000). Las políticas públicas en materia de generar valor determinan los resultados de largo plazo mediante la producción de conocimiento, innovación y adopción tecnológica. Los sistemas productivos dependen de su competitividad, la cual se determina respecto de la tecnología adoptada y la gestión de los recursos. Este encadenamiento de dependencias se ejemplifica originariamente en la fábrica de alfileres de Smith donde la tecnología en términos blandos se determina por la división del trabajo (organización productiva) constituyéndose uno de los ejemplos originarios que explican los determinantes sistémicos de competitividad productiva. La tecnología representa en este sentido el eslabón final del proceso de constitución de la productividad y generación de valor que depende de los mecanismos de producción de conocimiento. Es ahí donde el Estado determina en el largo plazo los procesos de competitividad sistémica y de integración social. Los programas y políticas de inversión de largo plazo en el desarrollo tecnológico constituyen los ejes del desarrollo económico y de productividad (Mazzucato, 2022).

En este marco de acciones propuestas, desde las políticas públicas, se puede realizar una observación respecto del tiempo que nos toca vivir en relación a las condiciones socio-económicas de la post- pandemia. Las características de realización social han sufrido un cambio cualitativo desde el 2020 producto de las formas de validación social de los deseos y de las formas de producción. Hasta la pandemia el capitalismo de plataformas recurría al principio de “excedente conductual” como categoría para la regulación de los medios y de esta manera establecer una reducción de la distancia entre el deseo y su realización como principio del desarrollo tecnológico (Zuboff, 2021). La pandemia amplificó las dinámicas de consumo mediados por la pantalla ampliando las distancias humanas y propiciando una creciente frustración en los individuos respecto de sus capacidades de realización de su condición humana (Dubet, 2023).

En lugar de haber sido un tiempo de reflexión, una pausa en la creciente aceleración y para la readecuación de objetivos vitales, ha potenciado características narcisistas y la aceleración del sistema como medio de realización. Estos procesos solo son posibles mediante la necesaria anestesia social y la creciente auto-explotación individual a través de la maximización del rendimiento.

“La epidemia de covid-19, con sus exigencias de distancia social, repliegue doméstico y trabajo digital, vendrá a incrementar la ruptura del ya preciado equilibrio psíquico del sujeto moderno en la condición neoliberal. Para finales de 2020, la industria farmacéutica y las redes sociales aparecen como las dos técnicas sociales que comercializan y gestionan los afectos tristes que el capitalismo produce, estableciendo así un feedback económico-político entre disforia, dolor, adicción y capitalismo financiero.” (Preciado, 2022, p. 358).

La pandemia de COVID-19 ha catalizado una serie de cambios sociales y económicos, entre ellos una notable aceleración en diversos ámbitos de la vida cotidiana y profesional. Este fenómeno puede interpretarse como un indicador de desequilibrios preexistentes en la valoración de actividades conducentes al bienestar y la plenitud individual y colectiva. En este contexto, emerge la necesidad de reevaluar los paradigmas del desarrollo territorial, incorporando dimensiones frecuentemente soslayadas, como el papel de las emociones y los afectos colectivos.

Esto expresa un imperativo de la reflexión y la construcción de sentido. La coyuntura actual demanda una pausa reflexiva y la elaboración de narrativas que doten de significado a la experiencia individual y comunitaria. Estos procesos se perfilan como elementos cruciales en la conceptualización futura del desarrollo territorial, trascendiendo los enfoques meramente económicos o infraestructurales.

De esta manera se podrán potenciar emociones positivas y cohesión social. En el marco de la construcción social del desarrollo, las emociones positivas adquieren una relevancia fundamental. Los afectos colectivos, particularmente la solidaridad y la empatía, se erigen como pilares esenciales para la formación de identidades comunitarias (Sadin, 2022). Esta perspectiva no es novedosa en el pensamiento social; filósofos como John Stuart Mill y Rabindranath Tagore ya habían explorado la intersección entre afectos, emociones y construcción de ciudadanía. Martha Nussbaum retoma y profundiza este análisis en su teoría de las capacidades, examinando cómo las dimensiones afectivas y emocionales contribuyen al desarrollo humano (Nussbaum, 2014). Su enfoque subraya la importancia de considerar estos aspectos en la formulación de políticas y estrategias de desarrollo territorial.

El impacto de las emociones negativas constituye el estado de situación desde donde partimos para abordar este desafío. Emociones como la tristeza, el odio y la melancolía se presentan como obstáculos significativos para el desarrollo y el ejercicio de la libertad. Estos estados emocionales tienden a generar una existencia caracterizada por la falta de potencialidad y la no realización de las capacidades individuales. Además, como señala Han, pueden fomentar actitudes de conformismo y sumisión, inhibiendo así la innovación y el cambio social positivo (Han, 2022).

La reconfiguración del pensamiento sobre el desarrollo territorial en la era post-COVID-19 requiere una integración más profunda de las dimensiones emocionales y afectivas en los modelos teóricos y prácticos. Este enfoque holístico promete no solo una comprensión más completa de los desafíos actuales, sino también la formulación de estrategias más efectivas para fomentar comunidades resilientes, cohesionadas y capaces de enfrentar los retos del futuro.

Conclusiones

Pensar los desafíos del conurbano depende de una oportuna definición de los problemas respecto de los resultados deseados. En este sentido, la generación de capacidades debe constituirse como el fin de las políticas públicas de largo plazo constituyéndose en la base de articulación de las acciones territoriales. Este desafío, no agota las acciones públicas respecto del desarrollo, dado el Estado posee un rol estratégico como productor de incentivos para la promoción de procesos de generación de valor basados en conocimiento, innovación y tecnología. Este conjunto de acciones se podrá enmarcar en la consecución de políticas tendientes a ampliar la participación, independencia y autodeterminación del conjunto de los actores territoriales con el fin de propiciar un camino que conduzca hacia una justicia distributiva.

En consecuencia, el desarrollo territorial se constituye en un conjunto de procesos múltiples que dependen unos de otros respecto del fin último, sintetizándose en la generación de capacidades. Las instituciones determinan el resultado de este proceso y por tanto constituyen la base desde la cual promover los resultados de largo plazo.

Este proceso necesario de abordaje institucional se manifiesta en un tiempo de pérdida de referencias sociales respecto de patrones colectivos que aúnen una identidad común basada en una historia compartida, en valores reconocidos y en la solidaridad necesaria para conformar una responsabilidad horizontal respecto de los derechos y obligaciones. En un tiempo mediado por el capitalismo de plataformas donde las referencias se tornan cada vez más líquidas y la subjetividad acompaña la posmodernidad como medio de validación de sentido, los desafíos para la convivencia democrática son cada vez más desafiantes.

El reto de establecer una sociedad de igualdad parte de la necesidad de recuperar valores, principios y una identidad compartida que nos capacite para construir un pasado colectivo, un presente compartido y un futuro viable. En un contexto donde las instituciones colectivas se han debilitado, la incertidumbre se cierne sobre los actores, exacerbando el miedo y la inseguridad. La complejidad radica en la posibilidad de diseñar un proyecto que reduzca esta incertidumbre y englobe a la mayoría de la población. Solo cuando los resultados beneficien a la mayoría a lo largo del tiempo será factible forjar una sociedad unida y cohesionada. Los acontecimientos sociales actuales y la experiencia de la pandemia presentan oportunidades y amenazas en el horizonte. (Gutiérrez, 2024a, p. 103)

Nos debemos centrar en la definición de desafíos que conformen una transformación de las condiciones locales del conurbano en un contexto de problemáticas que deben ser abordadas desde la consecución de las garantías que potencien la libertad individual y promuevan la generación de conocimiento e innovación como medios de validación de los procesos de realización social y económica. De ello depende la realización de una sociedad integrada, feliz, abierta y cada vez menos desigual.

(*) Magister en Desarrollo Local por la Universidad Nacional de San Martín. Rector de la Universidad Nacional del Oeste. Investigador y docente del Instituto de Desarrollo Regional y de la Pequeña y Mediana Empresa (IDR-UNO).

Notas

1 El presente artículo reúne avances del trabajo de tesis doctoral que se efectúa en la Universidad Nacional de la Matanza.

2 Por sus estudios sobre la desigualdad de las naciones fueron galardonados con el Premio Nobel de Economía 2024.-

Referencias bibliográficas

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Dubet, F. (2020). La época de las pasiones tristes. Siglo Veintiuno Editores.

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