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Consorcio "Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur"

Por Martin Broide (*)

¿Cómo citar?  Martin Broide (2024). “Literatura conurbana: jóvenes, poesía e historias a orillas de la escuela”. En: Revista Estudios del Conurbano N°1/Año I /Noviembre 2024 N°1 Las tesis del conurbano. Programa Doctorado en Estudios del Conurbano / CONUSUR – “Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur”. – Universidad Nacional de Avellaneda –  Universidad Nacional Arturo Jauretche – Universidad Nacional del Oeste – Universidad Nacional de Moreno – Universidad Nacional de Hurlingham – Universidad Nacional de Quilmes – Universidad Nacional de José Carlos Paz. Accedido desde: [https://conusur.org.ar/revista-estudios-del-conurbano/].

 

Soy una cosa perdida

algo que se fue y no sabe

cómo volver y necesito

perderme para poder

encontrarme a mí mismo

como la esperanza sé

lo que se siente estar

perdido con mis familiares

soy más unido y con el

tiempo más envejecido y aburrido.

Dylan, dieciséis años, escribe este poema en un taller que funciona en un centro socioeducativo, a una cuadra de la escuela. ¿Por qué lo escribe? ¿Cómo? ¿Qué dice el poema, qué dice él en el poema? ¿Desde dónde lo leemos, qué dice sobre el contexto en que emerge?

Tomando este poema y sus preguntas como un ejemplo de punto de partida, esta investigación se propone abordar las formas en que jóvenes de un barrio semi-rural del partido de La Plata se vinculan con la literatura, así como los modos en que la literatura forma parte de procesos de singularización (Rolnik y Guattari 2006) y de construcción de tejidos comunitarios (Skliar 2022) o modos de arraigo relacional (Segato 2016), en los años recientes (2022-2024). El trabajo se realiza desde la etnografía, tomando como foco una escuela secundaria, un centro socioeducativo en el que funciona una biblioteca y las “orillas” de la escuela (Broide 2020): el territorio que se funda en los intersticios entre ambos (Rockwell 2006) y que se expande a prácticas realizadas en los propios hogares y en el espacio público. Distintos espacios de lectura y un taller de poesía que funcionan en la biblioteca, así como una serie de entrevistas hacen a la construcción del campo concebido como un proceso relacional atravesado por la implicación y el enlace (Fava 2014); el dispositivo de investigación que se complementa con observación participante en la escuela.

Los sentidos que se da a la lectura de obras como Cometierra, de Dolores Reyes o “La casa de Adela”, de Mariana Enríquez, entre otros; los cuentos que se escriben en torno a estas lecturas, los modos en que estos cuentos son interpretados por distintas personas del barrio, las nuevas derivas que producen; los poemas escritos por jóvenes en el marco de un taller, pero también por fuera; las escrituras espontáneas sobre los vínculos amorosos que un grupo de chicas preadolescentes realizan en un libro que por error de imprenta tiene sus páginas vacías; las narrativas orales que circulan en el barrio sobre pequeñas hazañas o personajes extraños, muchas veces atravesadas por la fantasía; relatos de sueños y sus escrituras; personajes, leyendas y símbolos provenientes de prácticas religiosas; contenidos de redes sociales: de todos esos elementos se nutre una literatura que este trabajo se propone indagar.

Analizar la literatura desde las ciencias sociales requiere “replantear el ejercicio literario, no solamente como formulación retórica o expresión sensible, sino como fenómeno social que se inscribe en espacios contextuales determinados” (Linares 2010). Se trata de comprender los sentidos que produce en grupos sociales concretos, así como los que estos grupos elaboran a través de ella, partiendo de que, en la vida cotidiana de los jóvenes, la lectura de obras publicadas en el sistema editorial y los modos de interpretación propios del campo literario (Bourdieu 1995), a los que se accede principalmente a través la escuela y la biblioteca, forma parte de un entramado más amplio con elementos como los antes mencionados.

En este sentido, la investigación apunta tanto a reconocer un fenómeno en su complejidad, singularidad y extensión, como a pensarlo en una trama histórica, social y política. Por un lado, a pesar de que la gran mayoría de sus integrantes no se autoperciba como lectora, los sectores populares no carecen de literatura, si se amplía el concepto de la misma para incluir prácticas de arte verbal y, en los últimos años, contenidos de redes sociales (Cuestas 2022). O si, simplemente, se observan con atención las prácticas de lectura y escritura, no siempre centradas en los libros, no siempre concebidas a través de las categorías de autoría o género, pero capaces de construir relatos de vida (Ricoeur 2006), de interpelar estructuras de sentimientos (Williams 1997), entre otros procesos. Lo que sucede es que sus textotecas (Devetach 2008), sus redes metafóricas parecen estar desconectadas de las del campo literario (Bourdieu op. cit). Y esa desconexión tiene cualidades históricas y políticas.

Cualidades que parece ser fértil pensar en los ecos del clivaje clásico civilización-barbarie, para pensar una “reactualización de la vieja oposición entre lo culto y lo popular” (Merklen 2016:91). Por una parte, las bibliotecas, los libros, el mundo literario, lo que Merklen llama “cultura libresca”, parecen quedar del lado de las clases acomodadas y de las políticas estatales. La literatura puede ser percibida, así, como un gesto civilizatorio contra la barbarie popular. Sin embargo, al mismo tiempo, la literatura tiene una relación histórica y potente con el margen. Desde la idea de “literatura menor” como “aquella que una minoría puede promover en el marco de una lengua mayor” (Chauvié 2018)  hasta la idea de intemperie que despliega Silva (2021) al analizar los poetas del haiku en Japón, ciertas formas de vínculo con el lenguaje, ciertas prácticas que las ponen en juego, crecen especialmente en los bordes del centro.

En una investigación anterior (Broide 2013) argumentamos que el vínculo con la literatura que construía un grupo de jóvenes en el conurbano norte de Buenos Aires estaba atravesado por una simbólica de la mancha. Estos jóvenes, provenientes de familias en las que la cultura libresca estaba poco presente, autopercibidos “morochos” , eran capaces de construirse como lectores a partir de una apropiación simbólica de los elementos del mundo literario, manchando la sacralidad (Merklen op.cit:36) de los libros para configurar en ellos un lugar propio.

A lo que apuntamos en esta ocasión es no solo a contrastar dicha tesis, sino también a ampliarla. La distancia temporal -quince años-, la diferencia geográfica -no solo un desplazamiento norte-sur sino también barrios con características diferentes- son elementos para tener en cuenta en un trabajo que también apuesta a una profundización conceptual y a un modo territorial de construcción de conocimiento, propio de un programa de estudios y de un conjunto de universidades que piensan su rol en la sociedad como agentes de transformación social, no escindidos de la vida política de país. También esta investigación concibe el conocimiento “no solo como científico, sino también como sapiencia, es decir, como constitución social de saber en relación “entre-nosotros” y con el medioambiente” (Cuda 2020:9): una investigación que construye no solo conceptualizaciones, sino también preguntas, narrativas e imágenes poéticas, y lo hace con los interlocutores y en territorio.

Esta perspectiva es especialmente relevante en un programa de estudios como el que se inscribe esta investigación: el doctorado en Estudios del Conurbano de CONUSUR plantea el desarrollo de un conocimiento situado en las experiencias sociales donde las universidades que lo conforman tienen sus áreas de influencia. Se trata, en este caso, de producir nuevos saberes, narrativas y sensibilidades en conjunto con jóvenes del barrio, revisitando así nociones vinculadas a la educación y la cultura, el desarrollo y la inclusión.

¿Por qué investigar sobre literatura en el conurbano? A la dimensión ya planteada sobre el lugar de la cultura escrita en nuestra sociedad se suma otra, también política: la literatura tiene un enorme potencial subjetivante y capaz de construir lazos comunitarios. Nussbaum (2010) la identifica como una de las capacidades fundamentales para el desarrollo humano, Petit como un espacio en donde las personas hallamos márgenes de maniobra inesperados en nuestras trayectorias vitales (2015:67), así como un ámbito de construcción de otras sociabilidades (2008) en las que se puedan generar nuevas tramas de lo común.

De algún modo este proyecto de investigación se interroga por el lugar de la literatura en la sociedad. He allí su aspiración, el territorio en que le interesa discutir. Y en el que pretende poner a conversar al menos dos caras del asunto: cuál es el lugar que la literatura tiene efectivamente, en particular en los barrios populares, los conurbanos; cuáles son sus potencias, pensadas histórica y territorialmente, en su fuerza política y emancipadora, su capacidad de disputar imaginarios y densidades simbólicas, en su despliegue de narrativas. Cuáles son los lugares, en fin, que tenemos y podemos tener para contarnos nuevas historias y mirar el mundo con otros ojos. Como Densel al escribir este poema, después de leer haikus y mirar un rato por la ventana de la biblioteca los sauces que, en la calle, denotan el otoño:

una hoja

a veces es verde

y luego cambia

y se torna

más oscura

la hoja es como la 

vida siempre cuelga

de una rama como un hilo

(*) Profesor y Licenciado en Cs Antropológicas (UBA). Se ha desempeñado como coordinador, capacitador y tallerista en diversos programas (CAJ Itinerante, Programa de Lectura CABA, Libros y Casas, Puentes Culturales en IIPE UNESCO, Escuelas de Innovación, INFOD entre otros) y publicado diversos artículos sobre arte, lectura, escuela y comunidad (Lectura y Vida, Novedades Educativas, Revista Catalejos, entre otras). Actualmente integra el equipo de Dirección del Colegio de la Ciudad (CABA), es docente de la FLACSO (Programa Vida Cotidiana y Escuelas – PLYSE) y docente en un centro socioeducativo del conurbano platense, además de cursar el doctorado en Estudios del Conurbano (UNAJ, UNDAV, UNAHUR, UNPAZ, UNM, UNQ, UNO).  Publicó dos libros de poesía: Humareda, en la editorial Maravilla y Los oficios, en la editorial es pulpa, coordinó el libro Qué es leer (EDULP) y prepara un libro sobre talleres de expresión creadora en la editorial Novedades Educativas.

Bibliografía

Bourdieu, P. (1995). Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario. Anagrama. Barcelona

Broide, M. (2013), “Los morochos que sabían leyer. Una etnografía sobre la construcción del espacio poético en un grupo de jóvenes de Pacheco”. Tesis de Licenciatura en Antropología Sociocultural. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. 

Broide, M. (2020), “El poema y la nada: reflexiones a orillas de la escuela”, Novedades educativas Nro 350, “¿Qué hacemos con la educación?”, febrero de 2020.

Chauvié, O. Emergencia y modos de consolidación de una nueva poesía en Bahía Blanca (1985-. 2001). Tesis de posgrado. Universidad Nacional del Sur. Tesis de Doctorado en Letras. Bahía Blanca.

Cuda, E. (2020), “El lenguaje simbólico de la cultura popular”, en Literaturas y Conurbanos. Actas del I Simposio Internacional de Literaturas y Conurbanos. Florencio Varela. 

Cuestas, P. (2022). “Vivir los libros”: Exploraciones etnográficas en torno a los vínculos de jóvenes con lo literario a partir de la apropiación de tecnologías digitales. Tesis de posgrado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Recuperado en 01 de octubre de 2024, de: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.2394/te.2394.pdf

Devetach, L. (2008), La construcción del camino lector, Comunicarte, Córdoba.

Fava, F.. En el campo, una vuelta diferente. Atek Na [En la tierra], v. 4, p. 179-216, 11 jul. 2014.

Guattari, F. y Rolnik , S.(2006), Micropolítica. Cartografías del deseo, Madrid, Traficantes de sueños

Linares, R.F.. (2011). Apuntes para la re-construcción de una sociología de la literatura. Culturales, 7(13), 115-144. Recuperado en 01 de octubre de 2024 de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-11912011000100006&lng=es&tlng=es.

Merklen, D. (2016). Bibliotecas en llamas: cuando las clases populares cuestionan la sociología y la política. Universidad Nacional de General Sarmiento, Los Polvorines.

Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades. Buenos Aires: Katz Editores.

Petit, M (2015), Leer el mundo: experiencias actuales de transmisión cultural, México, FCE.

Petit, M. (2008), “Otras sociabilidades”, en: El arte de la lectura en tiempos de crisis. Océano. México. 

Ricoeur P. (2006), “La vida: un relato en busca de narrador”, Revista Ágora,, Vol. 25, nº 2: 9-22. Recuperado en 01 de octubre de 2024, https://minerva.usc.es/xmlui/bitstream/handle/10347/1316/Ricoeur.pdf?sequence=1

Rockwell, E. (2011). “Los niños en los intersticios de la cotidianeidad escolar ¿Resistencia, apropiación o subversión?” en Batallán, G.; Neufeld, M. R. (coords.) Discusiones sobre infancia y adolescencia. Niños y jóvenes, dentro y fuera de la escuela. )Buenos Aires: Biblos) pp. 27-51.

Segato, R. (2016), La guerra contra las mujeres, Madrid, Traficantes de sueños

Silva. A. (2021), “El margen”, en El libro del haiku. Bajolaluna. Buenos Aires.

Skliar, C. y Chagas, M. (2022), “Ser o no ser: una conversación entre Mario Chagas y Carlos Skliar”, En: Los museos, el mundo, Una tinta, Buenos Aires.

Williams, R. (1997), Marxismo y literatura, Ediciones Península, Barcelona. 

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