Por Astor Massetti y Amancai Britez (DEC).
¿Cómo citar? Astor Massetti y Amancai Britez (2024). “Nota editorial número cero: construyendo comunidad desde la identidad de sentidos”. En: Revista Estudios del Conurbano N°1/Año I /Noviembre 2024 N°1 Las tesis del conurbano. Programa Doctorado en Estudios del Conurbano / CONUSUR – “Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur”. – Universidad Nacional de Avellaneda – Universidad Nacional Arturo Jauretche – Universidad Nacional del Oeste – Universidad Nacional de Moreno – Universidad Nacional de Hurlingham – Universidad Nacional de Quilmes – Universidad Nacional de José Carlos Paz. Accedido desde: [https://conusur.org.ar/revista-estudios-del-conurbano/].
Hace más de dos años comenzó el proyecto del Doctorado en Estudios del Conurbano. Basándose desde sus inicios en dos hipótesis centrales: por un lado, que la articulación interinstitucional es posible y que provee una capacidad académica eficiente. Y por el otro, que un enfoque interdisciplinar centrado en un “recorte” que es a la vez objeto y catalizador de las identidades de nuestras universidades es relevante. Ambas hipótesis se mostraron válidas y constituyen rasgos distintivos de un programa doctoral que nace a contracorriente de las trayectoria de la concentración temática, disciplinar, como producto de la acumulación de capacidad de trabajo de grupos específicos de docentes e investigadores que “dan el salto” a la creación de un programa doctoral. No es fácil probar nuevos caminos aunque es muy estimulante ver cómo ambas hipótesis no sólo son viables sino que sobre la base de la interinstitucionalidad y la interdisciplina, ha convocado y hace posible un programa doctoral con un potencial inmenso.
Seis de las siete universidades que integran el programa de doctorado forman parte de las llamadas “universidades del bicentenario”: fueron creadas durante las primeras décadas del siglo XXI (salvo la Universidad Nacional de Quilmes que fué fundada en los años noventa). Con un promedio de 10 años de existencia, la acumulación de masa crítica de formación de posgrado y trayectoria en investigación dependió y depende de la radicación de docentes de otras universidades, ¿no? ¿Si no de donde “salen” los perfiles de postgrado? Un proceso de transferencia complejo y que fué contemporáneo, también, a la expansión del sistema nacional de ciencia y tecnología. Que desde mediados del 2005, fué reparando años de deterioro y abandono; y apalancando la demanda de postgrados asociados a las becas doctorales especialmente de CONICET. Las políticas hacia el conurbano en ese proceso fueron heterogéneas, por lo que puede dar lugar a posiciones divergentes al respecto. Sin entrar en polémica: ¿Hubo mecanismos de captación y acompañamiento de trayectorias no lineales (grado-postgrado-CONICET) más propias de otras generaciones (graduades antes de 1990) ? ¿La inversión en CyT o en I+D+i proyectó la forma de inserción de graduades “nativos” de las nuevas universidades? No estamos aquí para responder estas preguntas pero sí entenderlas como parte del conjunto de factores que determinan las características de la población universitaria a la que nos referimos.
Además, es claro que en el contexto actual (regresivo en lo económico y en desacople institucional con un proyecto de país), volver a mirar hacia los recursos propios de universidades con una década de trayecto tiene más sentido que nunca. Hoy estamos ya empezando a cosechar una generación de graduades en nuestras universidades: que se incorporan a la docencia, que realizan sus primeros pasos en investigación y que requieren espacios de formación de postgrado. En ese sentido, la colaboración de las universidades nucleadas en CONUSUR permite que esas nuevas necesidades sean abordadas con recursos propios y con la ventaja fundamental de poder definir los perfiles de los contenidos. Como también, la promoción entre nuestrxs graduades para que se involucren en la trayectoria doctoral y que por ende, se estimule la investigación “de calidad” en una escala mayor y orientada a las problemáticas de los territorios de pertenencia.
Un punto y coma sobre el contexto: creemos con firmeza que hoy iniciar y hacer crecer un proyecto institucional como el doctorado es un acto de afirmación de las convicciones pedagógicas y políticas que definen a quienes transitan la Universidad Pública argentina. Es un muy mal momento para la gestión institucional que resiste con cada vez más trabas el impacto de un diseño gubernamental pensado para autofagocitarse. Pero es el momento oportuno para hacer las preguntas apropiadas, para apostar a la formación y la creatividad. Poniendo el tiempo, el corazón y los propios recursos para habitar la universidad de manera tal que le deje a las próximas generaciones más posibilidades de las que heredamos. No hace falta por supuesto recurrir a los eufemismos propios de la retórica academicista para dar por entendido que tipo de oferta implica el doctorado. No redundamos con ideas de calidad y eficiencia, ni apelamos a la idea de excelencia. Se sobreentiende.
Así, la principal expectativa y objetivo del programa, es la formación de alto nivel con acento en investigación original comprometida con las necesidades de los territorios de pertenencia de nuestras universidades. Investigar como proceso formativo y de articulación territorial. Pero hay más.
Uno de los aspectos más interesantes del costado interinstitucional del programa doctoral es la posibilidad de buscar formas de producción y circulación de conocimientos en dinámicas más abiertas y colaborativas.La creación de una comunidad de sentido que atraviese las barreras de la pertenencia institucional y que reconozca una identidad de intereses en función de diálogos productivos; poniendo en tensión al menos cierta tendencia a la autorreferencialidad propia de la conformación de espacios “académicos”. No estamos remarcando algo que no esté más que estudiado a nivel mundial.
Pero quizás ese sea el objetivo más difícil de lograr. Por esto, cualquier esfuerzo en esa dirección no es en vano. Y he aquí la Revista Estudios del Conurbano como una herramienta más para ello. Convencides que el solo hecho de reconocer el esfuerzo de nuestras y nuestros docentes y doctorandos, de hacer circular la palabra e invitar al intercambio es una forma de definir el tipo de programa doctoral que concebimos.
Planificamos la revista con una serie de pasos a cumplir para ajustarnos a nuestras capacidades actuales y a nuestras ambiciones a futuro. Este primer número a la postre es el número cero, como se decía antes. Empezamos esta aventura con formato de revista de divulgación científica invitando a mirarnos como comunidad. La progresión hacia una revista integrada al sistema internacional de investigaciones es parte del proceso. Hoy por el contrario festejamos este número con el afecto que construímos en los intercambios y en el disfrute del reconocimiento de las producciones de las personas involucradas en este proyecto.
Por último, lo más importante: queremos agradecer a todas las personas que hicieron posible el diseño y puesta en marcha del doctorado y de esta revista. Por supuesto a los rectores de las siete universidades que conforman CONUSUR y su alma mater, Ernesto Villanueva; a quienes corresponde la visión y determinación que hace posible estos proyectos conjuntos. A todas y cada una de las más de 70 personas que colaboraron durante los últimos 2 años en especial a Natalia Doulian, Gabriela Irrazabal, Juan Pastor Gonzales, Miguel Gutierrez, Agustín Mario, Esteban Rodal, Germán Lodola, Patricia Domenech, Sergio De Piero, Adil Podjhaker, Martin Koval, Javier Balza, Adriana Quintana, Alejandra Alonso, Caro Calvelo, Flor Gosparini, Guido Gualtieri, Ale Serial y su equipo, Ale Cajal, José Luis Skidelsky y a la gurú Nancy Diaz Larrañaga. Dos años muy difíciles de hermoso aprendizaje que valoramos y compartimos para que sea apropiado por el futuro.