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Consorcio "Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur"

¿Cómo citar?  Revista Estudios del Conurbano N°1/Año I /Noviembre 2024 N°1 Las tesis del conurbano. Programa Doctorado en Estudios del Conurbano / CONUSUR – “Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur”. – Universidad Nacional de Avellaneda –  Universidad Nacional Arturo Jauretche – Universidad Nacional del Oeste – Universidad Nacional de Moreno – Universidad Nacional de Hurlingham – Universidad Nacional de Quilmes – Universidad Nacional de José Carlos Paz. Accedido desde: [https://conusur.org.ar/revista-estudios-del-conurbano/].

1.

La consideración y existencia misma de la universidad del conurbano configura una condena para sus propios abjurantes. Como el conurbano, la universidad conurbana es objeto de escarnio. Y como tales configuran de un modo ilegible una enunciación, una praxis, que resulta una afrenta irresoluble, condenatoria a y para los intereses y anhelos centrales, porteños, dominantes.

La apuesta es asumir y trabajar el pasaje de una “universidad en el conurbano” a una “universidad conurbana”. Tanto como suceso/hecho así como construcción/promesa. Algo que de hecho ya es así (hay universidades y en el conurbano) pero cuya potencia y despliegue político-enunciativo (la de una universidad conurbana) aún parecería le resta por expandirse y reconfigurar una (auto)legitimidad, para la transformación del estado de cosas. Y “como mínimo” encarnar la también denostada “justicia social” que tiene a la distribución inequitativa de posibilidades educativas como una de sus inquinas fundamentales.

He allí el pasaje necesario entre una política sígnica y la política a secas (aunque tal diferenciación es caprichosa, toda política se juega en y por los signos, recuerda siempre Grüner en cita bajtiniana). Expansión, despliegue que puede tener como objetivo no solo la legitimidad y dignidad de sus egresadxs sino, y bajo la promesa utópica universalista que toda universidad pública posee, en este caso traducida como: conurbanizar el patria.

Conurbanizar es también latinoamericanizar un país fundado en el imaginario europeo-norteamericano (de la gran ciudad parisina a las ciudades campestres de farmers norteamericanos en el sueño sarmientino). Conurbanizar/latinoamericanizar como apuesta incluso en metáfora geopolítica, que no es pauperizar ni propiciar una sociedad sin clases medias, tal el estigma colonial latinoamericano, sino poder imaginar otra cosa, una que deviene de la mezcla antropofágica como potencia creativa y superviviente.

He allí la principal afrenta contra el conurbano. No solamente por un componente cuasirracista, donde una supuesta “ética como mínimo visual” podría verse dañada (tal como denominó la conocida como Cheta de Nordelta), es decir, la insoportabilidad de ciertas clases de convivir, co-vivir con quienes consideran (de clases sociales) inferiores.

Sino porque en tal “cuestión de piel” (es decir en algo que “se lleva en la sangre”, algo que no es racional ni racionalizable, como el miedo, el asco) reside una preocupación también insoportable e indecible: que en estos sujetos habite una potencia super-viviente y por tanto más altiva y abigarrada que las que se enredan en los mandatos de la competencia individualista, el consumo de/y el confort y la arrogancia de clase.

Potencia creativo-superviviente: la del denostado que puede optar por el resentimiento pero elige la creación no solo discursiva sino de un contexto de enunciación autolegitimante; y que solo a la sombra del discurso dominante, o mejor dicho, entremetiéndose y reapropiándoselo, puede emerger.

En la necesidad, de hecho, surge una filiación afectiva, vincular, corporal, colectiva con las cosas. Que la in-necesidad, tanto por excedencia o banalidad, no amiga (filo-vincular, incluso no configura una filosofía, o una política, en tanto artes del pensar/hacer) ni liga a la dialéctica entre idea y materia, mente y cuerpo, unos y/con los otros, uno con el contexto. Es decir, modos que operan sobre una desalienación por experiencia vitalista y cotidiana de cuerpo/s presente/s.

2.

En tal sentido, lo que acontece en la universidad conurbana, lo que debe enfatizarse, conceptualizar y sistematizar (con el perdón del término) es la transformación, más que acopio, y la titulación legitimante. La transfiguración tanto de bibliografías, discursos, temáticas de interés, como de modos vinculares. Como así también el vínculo con los propios temas de interés. Siendo que el modo de involucramiento es corpoterritorial, resulta una valiosa afrenta a los estándares de conceptualización abstracta valorados por las instituciones centrales.

Tal entrelazamiento lleva a la esperable y deseable aparición de una lengua otra, no necesariamente subsumida a la hegemónica. Una lengua embarrada. Donde el barro sea tanto las condiciones de existencia (en tanto dificultad) como las condiciones de emergencia en tanto potencia creacional.

Y decir entonces que un emplazamiento físico, territorial novedoso: una universidad ubicada en donde no había, donde no se la imaginaba (por infravaloración inducida), genera de por sí un acto de transformación.

Una reconfiguración insistimos no solo de la identidad universitaria, de lo que se denomina universidad, sino y en un mismo y sinérgico movimiento una transformación en quienes asisten, tanto docentes como estudiantes y de la comunidad circundante toda. Estudiantes incluso que en su gran mayoría son primera generación de universitarios en sus hogares, lo que modifica al hogar, al barrio, en sus anhelos, sus imaginaciones posibles, como a la propia universidad, con estudiantes que construyen una lengua otra a la de aquellas universidades cuyos estudiantes replican el habitus universitario.

Cuerpos y voluntades otras en y por un territorio que ya no es mera superficie de emplazamiento sino que se entremete, tematiza, condiciona la habitualidad y pensamiento mismo de una institución y personas que la con-forman. Con-formándose a sí mismo.

Un territorio y corporalidad que construye una enunciación situada, explicitada e incorporada al propio discurrir universitario. Materialidades que las universidades de grandes ciudades, cientificistas y añosas retacean. Y que modifican en principio una currícula y sinérgicamente un modo de pensar, de mirar, de hablar. Acontece pues, emerge así, puede hacerlo, es empujado a emerger lo no dicho, lo no visto, lo mal-visto, lo no decible: un habla/pensar otrx.

Acto que expresa y se ve atravesado por una serie de resistencias. La de un “poder real” que dice/dijo “qué es eso de universidades por todos lados” o “todos sabemos (y es en ese “todos” donde la frase se carga de politicidad segregatoria y sintomática) que los pobres no llegan a la universidad”. Pero también los que imponen estándares académicos internacionales bajo esquemas de un conocimiento vinculado al eficientismo instrumental y la autocelebración. 

Y ante ellos, una resistencia contra ese mismo poder real. Deviniendo las universidades no solo del-sino conurbanas una fortaleza. Un fortín fortalecido y fortalecedor. Un fortín fronterizo, pero apuntando al contrario de los fortines decimonónicos. De espaldas y junto a lo considerado barbárico y negociando con desconfianza y disputando con el poder central seudocivilizado de la gran ciudad.

Si algo puede resistir es aquello que se ha instalado en la afectividad (corpoterritorial) de una comunidad, en su trama de necesidad y querencia. Resistencia, superviviente e insistente que es uno de los desafíos de universidades que ante las (auto)resistencias mentadas, debe incluso crear, generar novedosas, y propias, no solo bibliografías, sino formas de enseñanzas, vinculo y sobre todo (auto)legitimación. Que es también decir: un sentido común que sea sentido de lo común, de una/la comunidad.

Sebastián Russo Bautista

(*) Manifiesto que cierra Lo Mal Visto. Mitos, imágenes, teorías conurbanas (2024, EDUNPAZ/Milena Caserola)

 

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