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Consorcio "Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur"

Por Astor Massetti

¿Cómo citar?  Revista Estudios del Conurbano N°1/Año I /Noviembre 2024 N°1 Las tesis del conurbano. Programa Doctorado en Estudios del Conurbano / CONUSUR – “Colaboratorio Universitario de Ciencias, Artes, Tecnología, Innovación y Saberes del Sur”. – Universidad Nacional de Avellaneda –  Universidad Nacional Arturo Jauretche – Universidad Nacional del Oeste – Universidad Nacional de Moreno – Universidad Nacional de Hurlingham – Universidad Nacional de Quilmes – Universidad Nacional de José Carlos Paz. Accedido desde: [https://conusur.org.ar/revista-estudios-del-conurbano/].

Autores: Ernesto Villanueva – Astor Massetti – Laura Colabella – Julián Dércoli – Julia Lucas – Nahue Luna – Cecilia Morales – Daniela Morales – Fernando de la Vega – Andrea Delvalle – Agustina González – Natalia Doulián – Andrea Ojeda. Editorial UNAJ

Resistencias y desafíos. Presencialidad e inclusión en un mundo al revés (Ensayos e investigaciones críticas)” es una obra colectiva fruto de las discusiones e investigaciones que se dieron durante dos años en el marco del Observatorio de Educación Superior de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, dirigido por Ernesto Villanueva seleccionada para su publicación por la Secretaría de Investigación de la Universidad a través del llamado “obras de investigación colectivas”.

Los textos que se proponen en estas páginas son fruto de una serie de investigaciones y de reflexiones en torno de aquello que (nos) acontece en ese mundo polifacético que llamamos “universidad”. Discutimos, reflexionamos, entre otras cuestiones sobre la época que nos atraviesa: signada por los deseos renovados de una educación privada, ordenada y estéril, ajena al pensamiento febril que una universidad situada representa. Donde el mérito, montado en la lógica del individuo resiliente en lucha solitaria por su “progreso”, es el reflejo simplificado de las ontologías “unidimensionales” propias de la “sociedad del cansancio”. 

Este libro permanentemente busca nutrirse de múltiples discusiones que no necesariamente se estrechan en el campo de los estudios universitarios. La percepción generalizada es que los cambios cognitivos y de expectativas sociales son tales que impactan en el sistema educativo de manera radical. Por lo tanto es imprescindible escuchar otras fuentes que se pregunten sobre esas individualidades exacerbadas que normalizan la falta de empatía y habilitan el schadenfreude. Individualidades que repelen la historicidad de la universidad como parte de un proyecto de nación, amplio y contradictorio pero marcadamente inclusivo y “moderno”. Pensar en un clima general de frustraciones politizadas, como correlato de un proceso de empobrecimiento brutal (¾ partes de la población) y como contraparte de políticas de desfinanciamiento de las universidades.

Desde esta perspectiva amplia e interdisciplinar queda claro que las expectativas individualistas, erróneamente meritocráticas y superficialmente eficientistas avanzan contra la posibilidad de una universidad de ingreso masivo y cuidado. “La oscuridad inscripta en los sujetos bajo la forma de una cultura del odio y la crueldad” en el contexto de mayor concentración del ingreso atenta contra el acceso a la educación superior como perspectiva de derecho. Mientras proyecta los espacios universitarios como terreno en disputa en la mentada “batalla cultural”. 

Efectivamente, lo que parecía una sucesión indeformable de logros dada la expansión del sistema universitario, imbricado en la posibilidad de ampliar el ascenso social y validar la diversidad identitaria se choca con la reacción de una sociedad vapuleada que emerge de la pandemia, más pobre y más intolerante. 

Las instituciones universitarias navegan este nuevo mundo con dificultad, pero con iniciativa. La pregunta que queda por despejarse, por otro lado, es si esa merma en la capacidad de adecuación/respuesta institucional devendrá en formatos que acentúan la distancia con las expectativas y necesidades de las poblaciones demandantes de educación superior. Es decir, si la reducción de la duración de las carreras, la diversificación de las trayectorias a través de sistemas y procesos (créditos, internacionalización y curricularización), etc. serán el rumbo correcto o simplemente seguir la corriente en un proceso de transformaciones amplio de la cultura, la economía y la sociedad en general en la cual la educación superior ya no puede ser ajena; ni mucho menos refugio. Y más aún, queda por dilucidar si éste “capitalismo de plataformas”  que tiende a concentrar saberes y subsidiar extractivismos, admite la “soberanía cognitiva” que nuestro país ha delineado en cuatrocientos años de educación superior. 

Y como si esto fuera poco y por otra parte, no es en absoluto sensato obviar las crudas advertencias sobre el avance de las tecnologías de explotación de la subjetividad; que compiten (y triunfan) sobre la capacidad de imaginar el mundo porvenir. Absorbiendo capacidades de análisis antes propias de lo humano y moldeando las conductas a partir de la predicción algorítmica (verdaderos guetos de refuerzo de prejuicios). 

En el marco del Observatorio de Educación Superior los temas en debate son diversos: preocupan las trayectorias de las y los estudiantes, sus interrupciones, su relación con el mundo del trabajo, el reconocimiento de los saberes extracurriculares, la terminalidad de las carreras. Preocupan las formas de construcción de conocimiento propuestas desde las prácticas de enseñanza en tiempos signados por la irrupción de las inteligencias artificiales, las fake news y la post verdad. Preocupa una universidad que propone lo colectivo y comunitario en un mundo que puja por extremar los individualismos. 

El contexto de una universidad que pugna por adoptar al  constructivismo como perspectiva disciplinar propia de la pedagogía; y en el contexto epistemológico que prospera a partir de la tracción de un sistema nacional de ciencia y tecnología muy centrado en la estética del dato; hacen de esta compilación un objeto de cierre particular: coqueteamos con la filosofía de la educación, con la crítica a las “nuevas antropologías”, apelamos a epistemologías posmodernas, post-estructuralistas y transfeministas sin constituir un bloque compacto y homogéneo; sino en la búsqueda de una coexistencia de diversos puntos de vista que en conjunto expresan ante todo la búsqueda de horizontes y perspectivas capaces de imaginar (nos) en la práctica institucional de la producción de conocimiento sobre y en educación superior.

Definitivamente no es un lugar común, ni fácil. Construimos asumiendo la incomodidad que provocan las tensiones y contradicciones que vivimos como seres “en situación de universidad”. Las desigualdades sexogenéricas se hacen presentes tanto y como las transformaciones deseadas y críticas en reinstitucionalización en un mundo en temblor; cuyas por el contrario expectativas giran en torno a aplastar los proyectos colectivos y desinstalar la perspectiva de derechos: definitivamente tensionan todo proceso de intercambio de conocimientos. Los grupos (o las grupas) viven en esa tensión que asumimos como constructiva desde las diferencias particulares (etarias, formativas, sexogenéricas, de clase, éticas, políticas e intelectuales). E intentamos darle el lugar que se merecen  como fuente de conocimiento multidimensional pero orientado éticamente a la transformación social en pos del bienestar del pueblo.

No es un libro fácil por la época que se produce, por cómo se produce, ni cómo se recibe. Pero tampoco es indescifrable ni extemporáneo. Estamos hablando de transformaciones en la subjetividad producto de fenómenos, muy complejos que seguramente darán tela para cortar durante décadas. Por un lado el impacto del crecimiento del sistema universitario argentino hacia los “márgenes”: cómo las universidades de proximidad implican un refuerzo y actualización de la idea de inclusión social y desarrollo nacional a través de la educación superior. Pero al mismo tiempo la constatación que las desigualdades intrínsecas sociales (socioeconómicas y especialmente etnosexogenéricas) ponen límites precisos a esa expansión e implican desafíos pedagógicos, institucionales y políticos que aún estamos elaborando. Y como si esto fuera poco, la pandemia que nos confinó y obligó a transformar las prácticas pedagógicas cediendo acríticamente a la mediación tecnológica le imprimieron a ese proceso de reconocimiento de los límites históricos nuevas trabas cuyo impacto apenas podemos vislumbrar.

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